La novela Manila Hotel, se desarrolla en distintos lugares y en distintas épocas, porque los grandes misterios suelen prevalecer en el tiempo.
Neoyorquinos camino del Metropolitan.
Ahora todo era glamur y presencia del Nueva York elegante y cosmopolita que transitaba en sus Ford y en sus carruajes por las calles Westh 39 y Westh 40 camino del Metropolitan. Los curiosos se arremolinaban en las cercanías para ver llegar a los elegantes asistentes a la premier, mientras los conductores de los tranvías que transitaban por Brodway Avenue maldecían a los transeúntes que cruzaban sin control.
Fragmento de Manila Hotel.
El hombre de la primera fila lo vivía con un entusiasmo callado, concentrado en alguna experiencia, en algún recuerdo indescifrable…
Fragmento de Manila Hotel
Palco y detalle del Metropolitan Opera House ( el Met)
El público fue tomando asiento a la espera de que el telón de damasco dorado se levantara, cuando lo hizo, una atronadora salva de aplausos premió la puesta en escena de decorados y vestuario basados en las pinturas de Goya.
Fragmento de Manila Hotel.
Wellington street de Londres
La pareja también aprovechó su estancia para dar largos paseos por Londres. Una tarde, de regreso al hotel después de visitar The Royal Opera House, se detuvieron frente al escaparate de una tienda de libros y grabados antiguos en Wellington Street.
Fragmento Manila Hotel.
Bryant Park de Nueva York
… levantó la mirada como si quisiese ver el cielo de Nueva York por última vez, algo brilló en la noche y su garganta se abrió de lado a lado, cayó de rodillas sobre el césped del parque mientras su sangre regaba unas pequeñas flores primaverales.
Fragmento de Manila Hotel
Arrás, Francia 1917
Arrás está situado muy cerca de la frontera Belga y muchos de sus habitantes son descendientes de valones, incluso de neerlandeses.
Fragmento de Manila Hotel.
École Hôtelière de Lausanne
Nunca pensé que “el caserón” me parecería hermoso. Ahora, ante mi inminente partida, se me antojaba magnífico; me senté a mirarlo detenidamente. Era un edificio de más de cien años, bastante “atrotinado” por el uso continuado de miles de alumnos en casi un siglo de escuela de hostelería, que olía a fogones y a futuro.
Fragmento de Manila Hotel
Lago Leman
Había compartido sus visitas al lago y sus revolcones en la hierba de la orilla con franceses, españoles, e italianos…
Fragmento de Manila Hotel.
Hotel Château Ouchy
La besé tiernamente, desde la ventana de su habitación en el Ouchy se veía, reflejada por la luna, la imagen del castillo en el lago; parecía que estuviésemos bajo las aguas y que el edificio y su puntiaguda torre sólo eran destellos lunares sobre la tierra firme. De las casas vecinas trepaban aromas nocturnos de rododendro, de geranio y de genciana.
Fragmento de Manila Hotel.
La Ramblas son un lugar recurrente en la novela. La foto es del maravilloso fotógrafo Francesc Català i Roca
Las Ramblas de Barcelona, años 70
Anduve entre de los puestos de flores cuyos colores y fragancias cortejaban al paseante.
Fragmento de Manila Hotel.
La Rambla de las Flores- Fuente de Puertaferrisa
Salí a las ocho y veinte del hotel, crucé Las Ramblas y entré por la calle de la Puertaferrisa, donde había estado una de las antiguas puertas de acceso a la ciudad; dejé atrás el Palacio del marqués de Moja, descendí por la calle Petrixol y atravesando las plazas del Pino y San José Oriol, desemboqué en la calle de Los Baños Nuevos donde estaba la tienda de antigüedades.
Fragmento de Manila Hotel
Hotel Manila
El Gran Hotel Manila se inauguró en 1957. Su planta era magnífica, de nueve alturas; la octava y la novena formaban una inspiradora torre, que en el último piso terminaba con una esbelta rotonda que albergaba la parte más elevada del restaurante…
Fragmento de Manila Hotel
Tabacos de Filipinas.
… la Compañía de Tabacos de Filipinas, que se hallaba en la acera de Pintor Fortuny frente a nuestra fachada, aunque su acceso era por la Rambla de Capuchinos.
Fragmento de Manila Hotel
Himmler en las calles de San Sebastían
Desde Irún se traslada la comitiva a San Sebastián. Una lluvia tan gris como sus uniformes les recibe. El paseo por los bulevares del centro, bajo el persistente aguacero, no desanima al nazi. Los componentes de su séquito, calados hasta los huesos, sonríen cínicamente.
Fragmento de Manila Hotel.
Montserrat durante la visita de Himmler
Himmler se traslada en avión a Barcelona y después de una comida en el Hotel Ritz para 90 comensales y una factura de más de trece mil pesetas, a cargo del ayuntamiento, se dirige en coche hasta Montserrat. El padre Andreu Ripol, al frente de la comitiva de monjes y dirigentes franquistas, le recibe.
Fragmento de Manila Hotel.
Al día siguiente se dirigió a la Kommandantur de la Plaza de la Ópera. Pidió a los soldados de guardia en la puerta que avisaran al español. Apareció un oficial de las SS con su impecable uniforme fabricado por Hugo Boss. Rosa le solicitó hablar personalmente con Urraca, el oficial sonrió, vacilaba entre hacerla arrestar o echarla de allí. “Tengo algo que le interesa mucho”, dijo en perfecto francés. Al poco rato aparecía el agente español.
Fragmento de Manila Hotel
Barra de la discoteca Bocaccio en Barcelona
Estuvimos hablando durante una hora del bien, del mal y del mundo onírico y vital de la poesía. También de las selvas nocturnas de Barcelona en las que él ejercía de cazador activo, de la suave decadencia de la discoteca Bikini de la Diagonal, al auge imparable de Bocaccio en la calle Muntaner.
Fragmento de Manila Hotel.
Tuset street. Foto del blog: Orgullosa de mi ciudad.
Tuset Street lugar de encuentro de la Gouche Divine de Barcelona; gentes de pensamiento progresista, incluso de ideas comunistas, pero con cuenta corriente de derechas. Aquel era el mundo por el que mejor se movía Jaime. Actores, actrices, fotógrafos de fama, periodistas, escritoras, modelos, poetas, cantautores, burgueses venidos a menos, presuntuosas oligarquías ciudadanas y cineastas de mérito o de éxito, se daban cita en la pequeña calle que presumía de infidelidades, de sexualidades diferentes, de viajes extrasensoriales y de todos los vicios mundanos bailando y magreando en The Pub o jugando a intelectuales escuchando jazz o a jóvenes poetas en el subterráneo de la cafetería Drac –drugstore, la celebrada Cova del Drac…
Fragmento de Manila Hotel.
Enfilé hacia las Costas de Garraf, con el vehículo negro pegado a mi trasera. Pasamos por Vallcarca en dirección a la Cala del Gat a toda la velocidad que permitía la sinuosa carretera. Al coger las curvas derrapamos sobre el asfalto. Amanecía. Los primeros brillos del sol se estrellaban contra el retrovisor que multiplicaba el fulgor solar. Sonó una especie de trueno, temí por un momento un pinchazo en una de las ruedas, pero con el segundo retumbo advertí un fogonazo que partía del asiento del copiloto del coche perseguidor, el disparo fue a estrellarse contra las rocas del macizo dispersando varios pedruscos por la carretera.
Fragmento de Manila Hotel.